Se recibó el encargo de generar una identidad nueva para la Reserva de Amotapes Manglares, al norte del país. Este establecía la necesidad de diferenciar la Reserva peruana de similares reservas ecológicas cercanas, en territorio ecuatoriano.
Por lo tanto, la identidad generada debía verse y sentirse única, además de lograr captar la atención de las industrias turísticas, mineras y de investigación científica, para fomentar tanto la conservación como el aprovechamiento responsable de las áreas y los recursos pertenecientes a la reserva.
El primer paso fue crear una fuerte base conceptual sobre la cual construir la identidad. Despues de un arduo proceso de investigación llevado al cabo con la ayuda de la Reserva misma, se llegó a generar tres conceptos que englobaban el proyecto por completo: preservación, ecoética y productividad.
Además, se establecen tres elementos representativos de la zona de la reserva para funcionar como inspiración visual para la identidad final: la cerámica chulucanas, presente en el territorio tumbesino y piurano, el jaguar, y las raices del árbol del mangle.
El logotipo final busca representar tanto la forma del árbol del mangle como el rostro del jaguar; de una forma inspirada en la pintura de alto contraste presente en la cerámica de Chulucanas - propia de la zona.
El nombre de la reserva, además, es ligeramente acortado para facilitar su lectura.
Además, generé dos tramas para ofrecer más diversidad visual a la identidad de la institución.
Las tramas se basan en las hojas utilizadas en el logotipo y en las diagonales utilizadas para diagramar el mismo. Estas serán usadas principalmente en la papelería institucional y piezas adyacentes.
Para trasmitir los conceptos planteados inicialmente, se requirió la creación de una linea de papelería que se adapta a estos y a las diversas necesidades tanto humanas como naturales de la Reserva. Por ello, se puso mucho énfasis no solo en crear un diseño o una imagen visual adecuada, sino también en la creación de un producto utilizable pero amigable al medio ambiente.
Así, la materialidad misma de la papelería tuvo que ser reconsiderada, y se llegó a la conclusión que utilizar papel kraft reciclado sería la opción más adecuada y eco-amigable posible.